lunes, 4 de noviembre de 2013

El museo de Bagdad y la puerta de las estrellas.

Entre los meses de Marzo y Mayo de 2003, una coalición de países encabezada por EE.UU. lleva a cabo la invasión de Irak como respuesta a una serie de sospechas erróneas acerca de la posesión, por parte del gobierno de Saddam Hussein, de armas de destrucción masiva.
Dicha invasión y posterior ocupación ha generado hasta el día de hoy más de un millón de muertes.
Pero, en ocasiones, los grandes acontecimientos, las grandes explicaciones oficiales, no hacen sino ocultar una verdad en la sombra, toda una operación de robo de tesoros arqueológicos.

El museo nacional de Irak era uno de los tres museos más importantes del mundo. Albergaba tesoros históricos, los primeros relieves y las obras escritas más antiguas de la historia.

    Varias imágenes del Museo Nacional de Irak.

Los hechos son que , entre el 5 y el 23 de Abril de 2003 se produjo el mayor robo de la historia. Cerca de 170.000 objetos fueron expoliados, absolutamente todo el legado de las primeras civilizaciones humanas.
Estatuillas, joyas, terracotas, relieves, cilindros, instrumentos musicales, códigos, la biblioteca más vasta y antigua y un largo etcétera, pero, sobre todo, decenas de miles de tablillas cuneiformes en su mayor parte aún por descifrar, las cuales estaban dando lugar a una serie de descubrimientos acerca del origen del ser humano y de los secretos del cosmos, que, a buen seguro serían motivo suficiente para que ciertos poderes en la sombra, interesados en mantener el conocimiento lejos del pueblo, diseñaran la gran impostura de las armas masivas para conseguir hacerse con todo esa sabiduría ancestral.

                                    Tablilla cuneiforme que demuestra el conocimiento que los
                                             sumerios poseían acerca del sistema solar. (5000 años antigüedad)


En Enero de 2003, la cúpula del Pentágono se reúne con la ACCP (American Council for Cultural Policy) un grupo de abogados, intermediarios de arte y hombres de negocios de dudosa reputación y es en esa reunión donde se diseñan las líneas maestras definitivas del asalto a los tesoros irakíes.
A la misma hora que todas las televisiones del Mundo mostraban la estatua de Saddam Hussein derribada por la turba opositora, el museo de Bagdad era saqueado por un grupo de expertos pertrechados de herramientas especiales y bien escoltados por marines. Como siempre, la mentira, en portada y la verdad, oscurecida.

Posteriormente, el Dr. Michael Salla, de la universidad de Canberra (Australia) expuso públicamente una teoría bajo la cual y basándose en multitud de testimonios del entorno irakí, afirmaba que el gobierno de Saddam Husseín había encontrado en sus excavaciones arqueológicas un arma muy poderosa de origen ancestral y posiblemente alienígena. Dicha arma parecía tratarse de algo similar a la puerta estelar de la película Stargate y hubiera sido un motivo más que suficiente para remover oriente medio con las excusas de las armas o el petróleo.
Lo cierto es que la aberrante remodelación del majestuoso Ziggurat de Ur por parte de Saddam y la posterior utilización como base militar, abonan la teoría de que algo importante ocultaba en realidad el líder irakí.

                                    El gran Ziggurat de Ur, ya remodelado.

                                             Supuesta imagen de la "Puerta de las estrellas"
                                                         hallada en excavaciones arqueológicas.


Una prueba más del ocultamiento sistemático al que es sometida la humanidad y que tiene como único propósito el mantener la sabiduría ancestral en manos de unos pocos que la manejan y utilizan en beneficio propio desde el principio de los tiempos.
Contrariamente a lo que se puede suponer, el exceso de información y de medios de los que disponemos hoy en día, no contribuyen sino a que la verdad quede más fácilmente oculta a los ojos de la gente.



Por Swan Dive.

Fuentes:   http://lacomunidad.elpais.com/casajuntoalrio ;  http://veritas-boss.blogspot.com

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