martes, 13 de agosto de 2013

De astillas, clavos y sueños.

 

¿Y por qué no? Esta pregunta debió de hacerse Nikolai Sutyagin cuando salió de prisión y se encontró con que no tenía nada que hacer. Durante años, en la soledad de su celda, había soñado con construir un edificio imponente, una casa tan alta que se pudiese ver desde muchos kilómetros a la redonda de su pequeño pueblecito, llamado Archangelsk, en Rusia.

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Y se puso manos a la obra, sin más experiencia en arquitectura y construcción que la adquirida con pequeños apaños de bricolaje casero, comenzó pasito a pasito, madera a madera, planta a planta. Hasta construir la casa que ahora se conoce en la zona como, el rascacielos de madera de Nikolai. Con doce plantas y más de 38 metros de altura, la estrambótica construcción destaca sobre el resto de casas, de no más de dos alturas, con su perfil de líneas torcidas y torres, que más bien parecen haber caído allí de forma azarosa desde el cielo. Según Nikolai, el edificio todavía no está terminado y quizás nunca lo esté. O por lo menos, el seguirá construyendo hasta que las autoridades le paren los pies pues según parece, la seguridad de este mini rascacielos no es la más óptima y sufre riesgo de derrumbe. Aunque admiten que el pequeño pueblo era un puntito anónimo en el mapa y ahora, los turistas llegan en manadas para fotografías el peculiar hogar de Sutyagin.
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rascacielos_de_madera
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Fuente: http://tejiendoelmundo.wordpress.com                                                          

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